La Capela dos Ossos, o Capilla de los Huesos en castellano, es una pequeña capilla construida en la primera mitad del siglo XVII, en la prolongación de la Casa del Capítulo del Convento de San Francisco, en Évora, Portugal.
Esta capilla nace por la necesidad de hacer espacio en los cementerios de la población durante el siglo XVI: se construye la capilla, además de para consagrar esos huesos a Dios aunque ya no estén enterrados, con la idea de transmitir el mensaje de lo efímero de la vida, que ya nos lo indica desde la puerta con la leyenda que hay sobre ella «Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos»
En ella se encuentran más de 5.000 huesos encastrados en el cemento. La decoración del techo es de 1810, y está llena de símbolos, alegorías y citas de la Biblia.
La capilla es muy pequeña, de apenas 20 metros de largo, en la que hay 8 columnas decoradas con huesos y calaveras. La luz que le entra a la capilla de manera natural, lo hace a través de tres ventanitas situadas en el lado izquierdo. Al fondo de la capilla, puede verse una urna funeraria, del siglo XVIII, en la que descansan los restos de uno de los fundadores del convento (en el siglo XIII) y la lápida del obispo D. Jacinto Carlos de Silveira, asesinado por las tropas francesas en la invasión de Évora el 29 de Julio de 1808.
En uno de los laterales hay un par de urnas que encierran las momias de dos cadáveres: un padre y un hijo. Cuenta la leyenda que el hijo pegaba y maltrataba a la madre, de lo que era cómplice el padre por no oponerse a ello. Al morir la madre, echó sobre ellos la siguiente maldición: «¡Que la tierra de vuestras sepulturas no os destruya!» . Antes, estos cuerpos estaban colgados del techo, dándole una imagen más tétrica, si cabe, a la capilla.