Cementerio Novo Groblje, Belgrado

 

El Cementerio Novo Groblje o Nuevo Cementerio de Belgrado fue construido en 1886 como tercer cementerio cristiano de Belgrado. Pese a ello, este cementerio no tuvo capilla hasta 1893, dedicada a San Nicolás.

 

Además de albergar las tumbas de los ciudadanos de a pie, el complejo también incluye zonas especiales: las tumbas de los militares fallecidos en la guerra serbio-otomana (1876-1877), la guerra serbio-búlgara, la guerra de los Balcanes y las guerras mundiales, así como el Callejón de los Grandes y el Callejón de los Ciudadanos Distinguidos, donde las personas más importantes de la historia de Serbia están enterrados.

El monumento más antiguo del cementerio está dedicado a los soldados del país que murieron en la guerra serbio-otomana y fue eregido en 1907 tras trasladar a este cementerio los restos de los soldados provenientes del cementerio de Tasmajdan, que actualmente es un parque.

Por el cierre de este cementerio, se creó también el Callejón de los Grandes, inaugurado en 1927 con 22 plazas para tumbas. El callejón de Ciudadanos Distinguidos fue inaugurado en 1965 y se utiliza desde entonces para enterrar a los ciudadanos más importantes, después de aprobarlo en la Asamblea de la Ciudad por el Alcalde de Belgrado.

 Contiene tumbas individuales y de grupo de escritores, artistas, actores, generales, y personas que han sido importantes para la población, los llamados “héroes de la gente”.

El Cementerio Novo Groblje es muy extenso. Perfectamente cuidado y delimitado por avenidas y calles, llama la atención por su sobriedad y elegancia. Quizás me atrevería a decir que incluso es un poco frío, en el sentido en el que la mayoría de sus estatuas no desprenden la calidez que sí lo hacen las que he visto en otros cementerios. Quizás también porque predominan estas estatuas, al igual que las tumbas en color negro, provoca más la impresión de ser un sitio para no olvidar las tragedias ocurridas en su historia que de descanso y homenaje personal a sus difuntos. Esto no le resta nada de belleza, pero quizás el venir de ver el arte que inunda los cementerios de París a una zona donde no han sido tan privilegiados a lo largo de la historia, también se nota a la hora de rendir culto a sus difuntos.

Paloma Contreras