Rito funerario chino

La religión china de todos los tiempos ha sido una mezcla íntima de creencias y de filosofía, por lo que el rito funerario chino estáncargados de símbolos de ambas mezclas.

El elemento primordial de esta concepción trascendente de la vida era el Tao, es decir, el orden, la armonía entre la materia y el espíritu, algo indefinido, que lo mismo presidía el crecimiento de las plantas, que impulsaba a los espíritus a obrar rectamente.

Inmersos en el Tao se encontraban todos los reglamentos, los dogmas que regían la cortesía y trato con el Emperador y sus ministros, con los padres y familiares, incluso con los animales. El principio masculino era Yang, simbolizado en el Cielo, y el femenino era Yin, la Tierra. De esta unión surgió no sólo una inmensa muchedumbre de dioses menores y geniecillos diversos, sino la sistematización de la vida entera, porque en China todo estaba previsto: los días de luto y de fiesta, las horas de reposo y refrigerio, las reverencias a los superiores, el simbolismo de las flores o el ritual del té. Las divinidades secundarias poblaban los bosques, gobernaban la lluvia, el viento, la tempestad, y gracias a ellas fermentaba el pan, estaba sano el ganado, se llenaban los pozos y por su culpa enfermaban los niños y se perdían las cosechas.

Los funerales chinos tradicionalmente se conforman dependiendo de la edad del fallecido, las causas de su muerte, el nivel social y el estado civil. Una persona mayor no tiene que sentir respeto por una persona más joven: Si el fallecido es un joven soltero, su cuerpo no puede ser llevado a su hogar, si no que es dejado en la funeraria. Sus padres no pueden ofrecer plegarias por su hijo, y como no ha tenido descendencia al ser soltero, tampoco tiene hijos que realicen este ritual por él.

Si el fallecido es un bebé o un niño, no se necesitan ritos fúnebres, ya que no se puede mostrar respeto por alguien menor. El niño o bebé es enterrado en silencio.

Los entierros chinos tienen muchos preparativos: Los chinos además de tener bastantes supersticiones, creen en el ciclo de la vida, nacer y morir en el mismo lugar: por eso es más complicado encontrar una tumba de una persona china fuera de su país, ya que cuando ven cercana la muerte, si le es posible, vuelven a su lugar de nacimiento para hacerlo y así poder cerrar este ciclo de la manera correcta para sus creencias.

Los preparativos se empiezan antes de que la persona fallezca: se le quita la almohada, ya que es importante morir en paz, y paz también significa “recto, horizontal” , y esta se coloca en el tejado de la casa para que se descomponga con la intemperie.

El enfermo debe morir, a ser posible, con ropas nuevas. Quien fallece con prendas de pieles (o confeccionadas con pelo de animal o lana) corre el riesgo de reencarnarse en el cuerpo de una bestia. Además, el moribundo no debe ver sus propios pies o una maldición caerá sobre sus hijos.

Las casas también sufren una transformación cuando alguien de la familia fallece: Todas las estatuas de las deidades se cubren con un papel rojo y se quitan o cubren los espejos del lugar: existe la creencia de que si uno ve el reflejo de un ataúd en un espejo, en un corto espacio de tiempo habrá un fallecimiento en la familia; también se coloca una tela blanca sobre la puerta de la casa, y un gong a la izquierda de la entrada si el fallecido es un hombre, y a la derecha si es una mujer.

Al cadáver, antes de ponerlo en el féretro, se le limpia con una toalla mojada, se le echa talco y se le viste con su mejor ropa, incluídos zapatos, y a las mujeres se les maquilla. Nunca hay que vestir a un cadáver de rojo pues esto haría que se convirtiera en fantasma, si no que se usan generalmente los colores negro, azul o marrón. Antes de poner el cuerpo en el ataúd, la cara del difunto se cubre con una tela amarilla y el cuerpo con una tela celeste.

EL VELATORIO

Si la persona falleció dentro de la casa, el ataúd se coloca dentro de esta; si murió fuera, este se coloca en el jardín. La cabeza del ataúd se coloca dirigida hacia en interior de la casa, a unos 30 cm del suelo, colocado sobre dos soportes.

Las coronas, presentes, y un retrato o fotografía del fallecido se coloca a la cabeza del ataúd.

Durante el velatorio el féretro permanece abierto. Se coloca comida frente a este como ofrenda al fallecido. El peine del difunto se parte por la mitad; una parte se coloca dentro del féretro y la otra mitad se la queda la familia.

Durante el velatorio la familia no lleva joyas o vestidos rojos, ya que este color significa alegría. Tradicionalmente los hijos y nietos del muerto no se cortan el pelo en 49 días, aunque esta parte sólo se lleva acabo actualmente en las familias muy creyentes. También es habitual que los familiares con vínculo de sangre lloren durante en duelo como muestra de respeto y lealtad al fallecido; estos lamentos son especialmente fuertes si el fallecido ha dejado una gran fortuna.

La familia se sitúa alrededor del arca dependiendo de su posición en la familia: los niños y las nueras se visten de negro (este color es el de mayor respeto) y además van cubiertos por un velo; los nietos de azul y los bisnietos de celeste. Los yernos se visten de colores más brillantes como el blanco, ya que no son considerados como de la familia.

El hijo mayor se sienta a la altura del hombro izquierdo y el cónyuge, en el derecho. Los familiares ye llegan tarde deben de caminar de rodillas hasta el ataúd.

Se coloca un altar al pie del féretro para quemar incienso que se prende con una vela blanca: todo el rato se quema papel joss (un papel especial usado en estos rituales) y “dinero de oración”, billetes falsos, para que el fallecido tenga ingresos suficientes en su vida de ultratumba.

Además, durante el velatorio la gente juega a juegos de azar en el patio de la casa del fallecido: el cadáver tiene que ser custodiado y el estar jugando ayuda a los guardianes a mantenerse despiertos, además de aliviar el dolor de los allegados.

La duración del velatorio depende de los recursos económicos de la familia, pero como poco necesitan un día para que las personas ofrezcan sus oraciones y rezos. Mientras el cuerpo permanece en la casa, un monje canta por la noche versos de las escrituras budistas o taoístas. Se cree que el alma del muerto tiene que enfrentarse a muchos obstáculos por los pecados que ha cometido en vida, y los cantos y oraciones ayudan en el paso hacia el cielo. Los rezos son acompañados de música de flauta, trompeta y gong.

CEREMONIA FÚNEBRE

Cuando la ceremonia de rezos y condolencias se da por terminada, el ataúd es sellado con clavos. Todos los presentes deben darse la vuelta mientras se sella, ya que se considera de mala suerte no hacerlo.

Se pegan al ataúd “papeles sagrados” blancos y amarillos para proteger al cuerpo de espíritus malignos.

El féretro se porta con la cabeza del fallecido hacia delante. Se cree que las bendiciones del fallecido son transferidas a los que portan su ataúd, por lo que suele haber muchos voluntarios para portarlo.

El féretro no se lleva directamente al cementerio, si no que primero se coloca en el cmino, fuera de la casa, donde más personas ofrecen sus oraciones y papeles. Luego se coloca el arca en una carroza fúnebre que se mueve muy despacio, con un cortejo formado por el hijo mayor y resto de familia que van tocando con sus cabezas la carroza.

A los coches que acompañan al cortejo se les ata un trozo de tela blanca. Se enciende un palo de joss y se mantiene así durante toda la procesión hasta el cementerio; si se apaga, se enciende inmediatamente. Durante esta procesión, además, se llevan papeles con formas de automóviles, barcos, etc… simbolizando la riqueza de la familia del fallecido. Si la procesión tiene que cruzar agua, se le ha de advertir al fallecido, ya que se cree que si no se le avisa su alma no podrá cruzar el agua.

EL ENTIERRO

Los cementerios chinos suelen estar situados en las laderas de los montes, porque se cree que mejora el feng shui. Cuanto más alta esté la tumba, mejor se cree que es su situación.

Cuando la procesión llega al cementerio, todos los presentes se dan la vuelta al igual que cuando este es colocado en la tumba.

Los familiares arrojan un puñado de tierra antes de que sea sepultado completamente; después del entierro, toda la ropa que se ha utilizado en él es incinerada para prevenir la mala suerte.

A la familia del fallecido se le entrega un paquete roo que contiene dinero, en señal de gratitud. La tradición dice que este dinero debe ser gastado. A su vez, la familia entrega una toalla blanca a los visitantes para que sequen su sudor. Además, el hijo mayor sacará un puñado de tierra de la tumba para ponerla en el quemador de incienso, y la familia de fallecido seguirá rezando en casa usando una tabla de los ancestros.

EL LUTO

Aunque el ritual funerario acaba, el periodo de luto para la familia es de 100 días. Un pedazo de tela de color se coloca en la manga, en negro para los hijos del fallecido, azul para los nietos y verde para los bisnietos. Las familias más conservadoras guardan el luto hasta 3 años. Si un niño muere no se mantiene luto, y si la fallecida es la esposa, el marido no tiene obligación de hacerlo.

EL SÉPTIMO DÍA

Una de las más antiguas creencias fúnebres es el T’eou ts’i , el séptimo día después de la muerte. El alma del dufunto es conducida a un estrado (Wang-hiang) para que eche una última mirada a las cosas terrenales. Se suele colocar una placa roja con una inscripción fuera de la casa para que el alma no se pierda.

El día en el que el alma retorna, los miembros de la familia deben quedarse en sus habitaciones. Es tradición espolvorear harina o talco en la entrada o el pasillo para detectar la visita del fallecido. Si el alma del muerto no se convence de los sentimientos de afecto, puede reaparecer con el fin de vengarse según la creencia.

Actualmente debido a la superpoblación, en China están prohibidos los enterramientos y la única opción es la cremación, aunque en los pequeños pueblos se intenta mantener esta tradición, pese a estar prohibida por ley.

Paloma Contreras