El turismo de cementerios están en alza, eso está claro. Gracias a esta corriente cultural las grandes necrópolis se van remozando; restauran sus esculturas, organizan rutas, dan a conocer las historias de sus moradores.
Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer, muchos cementerios con grandes historias están sumidos en el olvido. Uno de ellos es el cementerio de Corozal en Panamá. A pesar de estar declarado Patrimonio Histórico la erosión, el vandalismo y el retorno progresivo de la jungla hace que esté seriamente amenazado.
Y este cementerio, como todos, tiene historia para ser cuidado y para ser conocida: nada más y nada menos que la vida de aquellos hombres conocidos como “hombres de plata” que en 1849 fueron a Panamá para construir el ya mítico Canal.
Españoles, europeos del este, chinos y otros asiáticos participaron en la llamada Fuera Laboral de Plata, que junto a otras personas provenientes de Jamaica, Barbados, Martinica o Santa Lucía construyeron el primer canal de Panamá para los franceses.
Muchos de estos “hombres de plata” perecieron a causa de las enfermedades tropicales y de los esfuerzos realizados por tan titánica obra de ingeniería. No debió ser nada fácil tallar el canal por las montañas que hacen el trabajo divisorio continental.
Bajo la premisa de que tuvieran un lugar para su descanso eterno, nació el cementerio de Corozal. Hasta 1979 el cementerio estaba bajo jurisdicción estadounidense, pero cuando la zona del Canal volvió al control panameño la gestión del recinto pasó a la ciudad de Panamá. Desde entonces se intenta, aunque sin grandes logros, reconvertir el cementerio en un lugar de culto y homenaje a aquellas personas que trabajaron arduamente en el canal.
En 1982 la parte en la que estaban enterrados los americanos fue cedida a la American Battle Monument Commission que se encarga de su cuidado y mantenimiento. Hay enterrados 5.500 veteranos estadounidenses. A través de un camino pavimentado se llega hasta el monumento eregido, que se trata de una plaza pavimentada en cuyo centro hay un obelisco de planta rectangular, flanqueado por dos astas en las que ondena las banderas de Panamá y E.E. U.U. . En el pie del obelisco se puede leer, grabado en inglés y español: “Este monumento ha sido eregido por los E.U.A. en humilde tributo a todos los enterrados aquí que sirvieron a sus Fuerzas Armadas o contribuyeron a la construcción, operación y mantenimiento del Canal de Panamá.”
Llama la atención la diferencia de cuidados que hay entre la zona americana y la panameña.
Sin embargo su historia necesita mayor conciencia y acción colectiva para garantizar la preservación de este venerable paisaje o se perderá para siempre.