Grandes funerales: Rodolfo Valentino

¿Quién a lo largo de su vida no ha sentido admiración por una persona dedicada al mundo del arte? Hoy vamos a saber lo que algunos admiradores son capaces de hacer cuando fallece uno de sus mitos.

Comenzamos en Italia, allí, hijo de una humilde familia nació Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi di Valentina – ya venía pisando fuerte el muchacho- un 6 de mayo de 1895. Niño mimado y problemático, Valentino era mal estudiante- solía saltarse las clases- hasta que un día su madre le envió a la una escuela de agricultura donde al menos aprendería un oficio. Una vez conseguido su título la vida le da un varapalo al perder a su madre. Con lo obtenido de la herencia parte hacia París en busca de fortuna, pero a Rodolfo le gustaba la buena vida y en menos de un año despilfarro su herencia. Sin posibles y derrotado tuvo que volver a Castellaneta donde pronto desesperó pues no encontraba trabajo. Su familia pensó que enviarle a América haría de Rodolfo un “hombre” pues allí, aunque fuera “la tierra de las oportunidades”, tendría que trabajar con ahínco si quería sobrevivir.

Ahora tenemos a Rodolfo llegando a Nueva York en el año 1913, pero la suerte no iba a correr de su lado: el poco dinero que llevó en el viaje lo dilapidó rápido, teniendo que buscar trabajos como camarero, bailarín e incluso gigoló.

Con este último trabajo tuvo más suerte, pues comenzó a ser conocido por personas de la alta sociedad. Entre sus conquistas atrajo a Blanca Errázuriz, aristócrata chilena, la cual se divorció de su esposo alegando que él había sido infiel; Valentino respaldó el alegato de la aristócrata, por lo que se vio envuelto en su tormentoso divorcio el cual culminó con el asesinato del marido por parte de Blanca. Valentino decidió poner tierra de por medio y se traslada a Hollywood donde se cambia el nombre para desligarse del escándalo de Nueva York. Aquí nace Rodolfo Valentino.

En aquellos años – 1920 – la ciudad de Los Ángeles comenzaba su andadura cinematográfica. El gremio de actores era muy cerrado y Rodolfo conseguía pequeños papeles de galán romántico, era el nuevo “latin lover”. Pronto su fama subió como la espuma y toda una legión de fans tenían como objetivo verle o tocarle, convirtiendo a Rodolfo en un mito.

Su vida personal fue bastante desastrosa, se casó dos veces, que sumado a su tendencia al derroche, hizo que el nuevo ídolo de masas nunca madurara, por lo que rodar con él se convertía en un calvario para sus compañeros de reparto.

El 15 de agosto de 1926, Rodolfo comenzó a encontrarse mal y fue hospitalizado en Nueva York bajo el diagnóstico de apendicitis, pero, había más causas. Una úlcera de estómago que padecía hace tiempo se perforó, extendiendo la infección por todo su cuerpo. Rodolfo falleció de septicemia y peritonitis el 23 de agosto de 1926.

Cuando los medios dieron a conocer el fallecimiento del actor, miles de personas quedaron en estado de shock. Se bloquearon las calles aledañas a la iglesia de Saint Malachy, una verdadera marea humana se empujaban los unos a los otros para poder acercarse la capilla ardiente de uno de los galanes de cine más famosos de la historia. Fue imposible, nadie llego hasta el féretro. Su viuda Jean Jacker lloraba rota por el dolor mientras fuera se agolpaban las masas causando desmayos y suicidios de algunas de sus admiradoras. Sí, la gente- hombres y mujeres- comenzaron a suicidarse al saber que su amado Rodolfo había fallecido. Sus cuerpos aparecían sin vida, junto a una foto del actor, y envenenados, como manda la tradición romántica.

Tuvo un entierro multitudinario, lleno del glamur de los años 20, rodeado por miles de arreglos florales llegados de todas las partes del mundo y sufragado por una familia de admiradores. La actriz Pola negri, compañera y amante, envió 4.000 rosas a su funeral.

Como ya hemos mencionado Rodolfo Valentino era un malgastador, por lo que al abrir su testamento, en el que se esperaba encontrar cierta fortuna, tan sólo fue un compendio de deudas. El único dólar del que disponía, lo dejó para su viuda.

El cuerpo de este italiano que logró hacer historia en el mundo cinematográfico americano se encuentra en la Hollywood Forever Cemetery, en California.

 

Clara Redondo