Nacer, vivir y morir en la calle. Es lo que más le impactó a un amigo cuando visitó la India, decía que podías recorrer una calle y ver todas las etapas por la que pasa el ser humano en menos de quinientos metros.
En este país superpoblado y sumido en la miseria (dependiendo de la casta que procedas), el rito funerario de acuerdo con sus creencias no tiene nada que ver con lo acostumbrado en occidente. Por eso en plena época de colonización, los propios colonos se vieron obligados a construir cementerios para poder realizar los enterramientos según el cristianismo.
Hoy os enseñamos el que probablemente fuera el cementerio cristiano más grande fuera de Europa y que en su interior acoge el descanso eterno de oficiales militares, lo más granado de las colonias instaladas allí, así como grandes comerciantes.
El cementerio South Park Street comenzó su andadura allá por el siglo XIX, tiempos de opulencia para las potencias de la época. El cementerio cristiano de la ciudad Calcuta se quedó pequeño, y en una zona pantanosa algo alejado de la población se asentó el nuevo cementerio. Al principio no tenía nombre, y el camino de tierra que llevaba al recinto comenzó a ser conocido como “el cementerio del camino de tierra”, muy práctico. El nacimiento de un parque alrededor de la casa jardín de Vansittar llevó a continuar con la practicidad para comenzar a llamarlo Park Street. Y así se quedo.
Con el tiempo el terreno se fue ampliando, y su interior comenzó a germinar una amalgama de estilos arquitectónicos. Por un lado una mezcla de estilo gótico, acorde a los gustos europeos; por el otro el estilo propio de la zona, una mezcla india-sarracena: una estructura de ladrillo única compuesta en la forma “panchyatana”, templo hindú compuesto por un santuario principal rodeado por cuatro capillas anexas.
Todo esto ha hecho que en la actualidad se puedan contemplar monumentos imponentes, todos ellos cuajado de detalles escultóricos. El cementerio acoge cerca de 1900 tumbas, todas ella conviviendo dentro del mismo espacio: cenotafios, obeliscos, sarcófagos y urnas se ven sometidas a un mantenimiento y renovación rutinaria. El motivo de esta dedicación no es otro que el paso del tiempo y la vegetación. Debido al clima, las piedras silenciosas que se alzan en los monumentos están siendo presas por helechos centenarios que las abrazan sin control, el musgo también campa a sus anchas y va tejiendo un tapiz verde allá por donde va.
En la actualidad el cementerio no acoge muertos, pero si vivos y todos los días recibe visitas en busca de epitafios del pasado y detalles que puedan fotografiar. Unos de los detalles más buscados son los grabados de las profesiones de los fallecidos: criadores de ganado, carceleros, maestros, arquitectos, traductores, cirujanos; mil y un oficios que fueron desempeñando los colonos a su llegada así como sus descendientes.
La tumba más antigua del cementerio es en la que descansa la señora S. Pearson fechada en 1768, también hay los que han querido permanecer en el anonimato como la tumba número 363 tiene como epitafio “Una madre virtuosa” (fallecida en 1825).
Y como no, también hay personajes ilustres. ¿Qué cementerio a su manera no los tiene? Diplomáticos como George Bogle (1746-1781) que comenzó siendo escritor para la East India Company y acabó siendo secretario particular del gobernador general.
Integrantes del ejército al servicio de su Majestad también descansan en el cementerio South Park Street; el coronel Robert Kyd (1746-1793) fundador del jardín botánico de Calcuta en 1787, el capitán Edward Cooke (1772-1799) o el mayor general Charles Stuart (1758-1828) al que conocían popularmente como “hindú Stuart”.
También los hay que se dedicaron a las letras; Henry Louis Vivian Derozio (1809-1831) poeta, pensador radical y uno de los primeros educadores de la India. Su objetivo, difundir el aprendizaje y la ciencia de occidente entre los jóvenes hindúes. El hijo de uno de los mayores escritores de la historia también se encuentra entre los muros de este cementerio, Walter Landor Dickens descansa aquí después de ser trasladado desde el cementerio de Bhowanipore donde fue enterrado tras caer en batalla.
Por su historia, su cultura, su arquitectura y la historia de sus personajes no es de extrañar que el cementerio esté protegido por el Archaeological Survey of India, y gracias a esto los visitantes que recibe pueden empaparse de la historia acaecida siglos atrás.