Moda funeraria victoriana

Como todos los eventos sociales, los funerales siempre han tenido su estricto código de vestimenta que además todo el mundo espera que lleves.

(Una anécdota un tanto personal: como visto de negro desde los 16 años, vaya adolescencia le di a mi madre, cuando me preguntaban el porqué vestía de negro, contestaba “por si tengo que salir corriendo a tu funeral”. Yo no le he preguntado nunca a nadie porque se pone unos vaqueros o una camisa de flores). Perdón, que me desvío.

En cualquier caso, este código ha cambiado a lo largo de los años y por supuesto, depende mucho de la parte del mundo en la que vivas.

Al principio, el blanco era el color impuesto para el luto, color que es todavía el estándar para simbolizarlo en muchos países de Asia, por ejemplo. En algunos casos, sólo las clases altas podían vestir de este color en los funerales, además de los allegados al fallecido. Fue en el Renacimiento cuando varios países europeos adoptaron el negro como el color apropiado para representar el dolor y el sufrimiento que representaba la pérdida de alguien.

Otra de las cosas que estaban sin regularizar era el tiempo estipulado para llevar el luto, aunque si el fallecimiento era de un cónyuge o un hijo, se solía llevar el resto de la vida. Pero fueron los victorianos los que describieron un código en el cual indicaban exactamente el momento en que el doliente podía volver a vestir normal.

Este se dividía en tres partes:

  • Full mourning (luto completo)
  • Second mourning (segundo luto)
  • Half mourning (medio luto)

Dependiendo de la relación que tuvieses con el fallecido, tardabas de 3 a 4 años en pasar los tres procesos del luto, como en el caso de tus padres, pareja o hijos, pero si era un tío, o un familiar menos directo, podías saltar al tercer estado directamente. Los sirvientes podían llevar las mangas negras si fallecía alguno de los empleados.

Los hombres, podían elegir el color del traje con el que llevar su duelo, claro. Las viudas no.

Ellas, aparte de perder al marido, y en la mayoría de los casos, también los ingresos, tenían que convertirse en mujeres dolientes durante años. Las telas de sus vestidos tenían que ser completamente opacas, y se utilizaba seda sin brillo, y estaban hechos en crepe, una tela dura y áspera con una peculiar apariencia engarzada producida por el calor. Se usaba esta tela porque en ella no se podían coser adornos de terciopelo o satén, o simplemente bordarla.

No podían llevar joyas, como mucho algo de color negro y a veces tejido con el pelo del difunto. Además, la parte más importante del luto completo era la obligación de llevar un velo que le cubriese la cara, ya que nadie debería verla llorar por la pérdida. Por supuesto, tampoco debía salir de casa mas que para ir a la iglesia o a una urgencia.

En el segundo luto, que comenzaba dos años después, permitía el usar joyas discretas y adornos de color lavanda, y se podía quitar el crepe. Ya en el medio luto, los adornos de colores y la joyería básica estaba permitida. Ya en este momento, se le podían volver a tirar los tejos a la viuda.

Se crearon tiendas especializadas en la ropa para el luto, la más grande y conocida fu Jay`s, en Regent Street. Además, estaban casi obligados a ser clientes suyos toda la vida ya que después del duelo traía mala suerte mantener los vestidos en la casa, con lo que para cada fallecimiento había que renovar, nada de hacerse un fondo de armario.

Aunque algunas mujeres escogían mantener el luto para toda la vida, como la  misma reina Victoria que pasó cuarenta años de luto después de que el Príncipe Alberto falleciera.

Paloma Contreras