Despedidas originales

 

 

 

A principios de año conocimos que las cenizas de Carrie Fisher, la gran princesa Leia, habían sido recogidas en una urna en forma de píldora de Prozac, recipiente de porcelana que había comprado en los años 50. Carrie siempre tuvo un gran sentido del humor, y quiso pasar el resto de su existencia dentro de la medicina que tan bien le había hecho en vida.

 

El año pasado, Renato Bialetti, hijo de Alfonso Bialetti, el inventor de la cafetera Moka, o italiana, o la cafetera que todos hemos tenido en casa y que nos costó aprender a abrir, fue depositado dentro de una urna con el formato de la cafetera que representa el negocio de la familia.

 

Otro que fue enterrado “en” su invento, fue Fredric Baur. Ya en los ochenta, insinuó su deseo de ser enterrado dentro del tubo metálico que había inventado, tema que le pareció gracioso a la familia y que permaneció como anécdota hasta que llegó el día, y cumplieron el deseo. Veinte años después de su petición, lo que su familia tuvo que decidir era bajo qué sabor sería enterrado.. Fredric Baur fue el inventor de la lata de las patatas Pringles. Decidieron que el sabor original.

Y ya que estamos con los aperitivos, Archibald Clark West, el precursor de los Doritos (que no inventor, ya que estos surgieron de freír los recortes de las tortillas mexicanas caseras que preparaban en Casa de Fritos, el restaurante del dueño del aperitivo del mismo nombre y que el señor West descubrió un día comiendo allí) fue enterrado en un féretro sobre el que se vertieron estos triángulos de maíz para que se pudiera llevar con él su merienda favorita. En este caso se escogió también el sabor neutro, el de los nachos, pues su hija Jana, sabiamente, pensó que a nadie le gustaría llevarse del funeral la mano pringada de especias.

Puestos llevarse un recuerdo más agradable del funeral, Ed Headrick, el inventor del Frisbee, fue cremado y sus cenizas se mezclaron con plástico para hacer frisbees que fueron distribuidos entre sus parientes y familiares. Headrick le había dicho a su hijo que quería que sus cenizas “acabaran accidentalmente aterrizando en el tejado de alguien” . Uno de ellos fue lanzado por su mujer al tejado del museo conmemorativo que lleva su nombre en Colombia, Georgia.

Mark Gruenwald, editor de Marvel Comics y creador de Squadron Supreme, también cumplió el deseo de que sus cenizas fueran mezcladas con tinta; con esta tinta se reimprimió en edición limitada, claro, su cómic de 1985 y que fue puesto a la venta en los kioscos por 25 dólares.

 

Personalmente, nos gustan este tipo de homenajes, en los que la creatividad no está reñida con la pérdida y el recuerdo.

 

Paloma Contreras