Cementerio de Szeged, Hungría

Szeged es una pequeña población de la zona sur de Hungría, muy cerca de la frontera con Rumanía. Conocida por su universidad, ubicada en el centro de la ciudad que se llena de estudiantes Erasmus, Szeged sigue guardando las tradiciones de la Hungría más profunda, en especial en la época de Difuntos, donde siguen rituales ancestrales.

Por la mañana se hornean pasteles hechos de miel y harina blanca, galletas saladas y tortas. Por la tarde se coloca una loncha de tocino sobre estas tortas y se ofrecen a los mendigos que aguardan en la puerta del cementerio, ya que están hechas específicamente para ellos, para los que no tienen lo suficiente para poder celebrar esta tradición centenaria.

Mientras van recibiendo las dádivas, estos cantan:

«Fuimos al lugar santo, porque estabas muerto para todos nosotros, en el triste y lúgubre jardín.

En la cruz redimiste, no nos consuela, estás atrapado en tu espíritu santo, nos vamos a casa con ojos claros, nos has dejado la salvación

Hemos venido a ti ahora, oh dolor, ahora dolor, Frente al fuego cruzado oramos: ser escuchados de los muertos,

Mira a los creyentes muertos, El Señor Dios sabe, ¿Quién te creó para tu foto? Lo dejará ir.

Hay muchos lugares para vivir,  El Señor del Señor, Pero no sabemos dónde están, Tienen que ser torturados «.

Después encienden velas y se quedan con sus difuntos compartiendo el resto de los alimentos, hasta que esta se consume. Entonces vuelven a casa, dejando allí los alimentos por si algún difunto quiere compartirlo con ellos. Al día siguiente, los restos, que casualmente suelen coincidir con lo que dejaron (afortunadamente), se les entrega a los más pobres de la ciudad.

 

Conociendo esta tradición, es fácil deducir que el cementerio de Szeged es un compendio de arte, historia y tradición concentrados en los muro que lo rodean. Como si fuera un pequeño bosque, en él podemos ver la evolución de las sepulturas desde mediados del siglo XIX hasta nuestro días: majestuosos mausoleos en piedra, pequeñas capillas de originales formas y sencillas sepulturas se entremezclan  con los memoriales bélicos entre pequeños senderos de bosque y a veces, la maleza.

Paloma Contreras