Arte funerario de Emiliano Barral

En nuestros paseos por los cementerios hemos encontrado todo tipo de esculturas y detalles en arte funerario. Muchas de ellas de artistas sin renombre pero originales como pocas; otras salidas de las manos de maestros con renombre, como Emiliano Barral, cuyas esculturas se exponen en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Emiliano Barral se formó de manera autodidacta, educado en un ambiente anarquista, y respetado por poetas como Antonio Machado que escribió su epitafio dentro de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, o del político Pablo Iglesias Posse.

Nació en Sepúlveda en 1896 dentro de una familia de canteros, lo que le llevó a aprender el oficio desde pequeño. Él junto a sus tres hermanos menores acabaron dedicándose a la escultura llegando a realizar algunas colaboraciones juntos.

Ávido de nuevas metas y con una clara ideas anarquistas, a los quince años se fuga de casa con Couceiro, un portugués que trabajaba en Sepúlveda, para acudir a la huelga general convocada en las minas de Riotinto, en Huelva. No llegaron a asistir, detenidos por la Guardia Civil, pasa unos días en el calabozo para posteriormente ser devuelto a su casa.

Poco le duró su estancia en casa, un día cogió la bici para acudir al pueblo del al lado a pagar unos jornales y debió de cogerle gusto a la bici porque no paró hasta llegar a Valencia. Vamos, que volvió a fugarse. En la ciudad del Turia con el dinero de los jornales en el bolsillo, vivió un idilio con una estrella de varietés y al poco tiempo… se quedó sin dinero.

Viendo que en Valencia ya no tenía nada que hacer, se mete de polizón en un barco con destino a Barcelona. Allí contacta con grupos anarquistas, incluido Salvador Seguí, uno de los exponentes del sindicalismo revolucionario, a quien le regala una bicicleta para ganarse el jornal. Pero poco lo duró, otra vez sin dinero, Emiliano se marcha esta vez a Francia. Por supuesto igual que durante su trayecto a Barcelona, lo hizo sin pagar el billete, por lo que le detuvieran en Lyon, aunque después fue puesto en libertad pudiendo llegar a París.

Lejos de casa y en una gran ciudad extraña Emiliano se sintió desamparado y acudió al Consulado Español solicitando ayuda. Tuvo suerte gracias a sus conocimientos como cantero, pues le consiguieron trabajo en un taller de escultura. Pronto sobresale llegando a realizar trabajos como la talla de piedras duras y otras labores. Pero las inquietudes de Emiliano no quedaron quietas a pesar de tener una ocupación bien pagada; se sumergió en el París del Postimpresionismo y del Modernismo haciendo que algo se revolviera en su interior. Visitaba galerías, exposiciones, el Louvre, se perdió por el Barrio Latino donde se granjeó con escritores y otros artistas. Tanto le influyeron estas corrientes que abandonó el taller y se dejó llevar por la vida bohemia.

Pronto volvió a quedarse sin dinero y la comodidad tenida por su trabajo, enfermó de tuberculosis y la mala alimentación acució una anemia importante. Abatido regresa a Sepúlveda donde decide ser escultor.

Pero sus comienzos no fueron fáciles; primero trabajo como cantero hasta que se le presentó la oportunidad de poder tener la holgura económica y realizar su primera escultura. Su primera obra se encuentra en el cementerio sepulvedano y se trata de una sencilla losa de donde emerge un ángel en bajorrelieve. Dentro de las obras funerarias realizaría algunas más siendo una de las más destacadas la representación de las Tres Virtudes Teologales ubicada en el cementerio de Burgo de Osma. Otra de sus obras funerarias se encuentra en el cementerio de Ágreda, se trata de una doliente situada en el panteón de Ezequiel Tuedel y familia Cisneros Tudela. Tampoco podemos dejar de mencionar la tumba del adolescente, situada en el cementerio de San Esteban de Gormaz en la que Barral esculpió un maravillo trabajo en arte funerario.

Barral se traslada a Madrid en 1927 donde nació su único hijo. Viviendo en la capital, participó en la Exposición Internacional de Barcelona y en la Iberoamericana de Sevilla. Durante este tiempo trabajó en algunas obras dedicadas al fundador del PSOE, Pablo Iglesias. Uno de los trabajos más importantes fue el mausoleo del político y que se encuentra en el Cementerio Civil de la Almudena en Madrid; la cabeza yacente de Pablo Iglesias es un fiel reflejo del rostro del político, Barral la tomo en el lecho mortuorio. También de las manos del escultor nació la maternidad situada en el mismo mausoleo al igual que los relieves que recorren tan magnífico monumento.

También en este bello cementerio se encuentran diseminadas otras obras de Barral: el panteón Luchsinger otra bella maternidad llama la atención por su ternura y su sencillez. Los relieves del panteón de Jaime Vera López también salieron de las manos de Barral aunque lamentablemente el paso del tiempo está haciendo mella en tan bellos trabajos.

El maestro Barral falleció el 21 de noviembre de 1936 mientras acompañaba a un grupo de extranjeros cerca de la línea de fuego del frente de Usera. Un obús alcanzó el coche en el que viajaban hiriendo a Barral de gravedad, lo trasladaron al hospital de sangre provisional situado en el Hotel Palace donde falleció a los cuarenta años. Fue enterrado en el Cementerio Civil donde sus obras perviven al paso del los años, de momento.

Clara Redondo