Se solicita su construcción en 1854 a instancias de un médico de la población, Manuel Domingues do Santos. AL principio el cementerio iba a ser destinado al servicio parroquial, pero la necesidad de este lo convirtieron en un cementerio público municipal desde su creación.
Durante los primeros cien años sufre algunas transformaciones, ya que es concebido como un cementerio duradero sin necesidad de ampliaciones pero las enfermedades y epidemias imposibilitan esta función. Aún así el terreno es limitado, y después de varias reformas que no afectan a su planta, el 16 de Abril de 1953 se compra el último terreno a la venta en el cementerio.
Lo primero que se levanta en el cementerio es la zona de las capillas y los nichos de la zona norte y sur. Estos son de tres cuerpos y recuerdan mucho al estilo usado por los cementerios gallegos en los que en la parte superior hay una moldura que dibuja un bonito perfil con el cielo. Existen 20 capillas, 13 en la fahcada norte y 7 al sur, todas originales de la época y que aún siguen en posesión de las familias primigenias, y son de estilo neogótico y neoclásico en su gran mayoría. El granito predomina como material utilizado en todo el cementerio.
Representativas son sus esculturas de la Fe, Esperanza y Caridad en tres de estas capillas; además entre sus lápidas podemos encontrar innumerables símbolos funerarios de la época, además de algunos masónicos. Recomendamos un paseo por este cementerio descubriendo todos estos pequeños detalles.