Mujeres ilustres: Juanita Cruz

Si a El Fary no le gustaba que para ir a los toros nos pusiésemos minifalda, al padre de Juan de la Cierva, el del autogiro, que también se llamaba Juan de la Cierva, no le gustaba que las mujeres toreasen a pie, y fijó esa normativa en 1908, ya que entendía que el toreo era algo impropio por ser opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado.

Pero Juana Cruz de la Casa, llevaba toreando de manera clandestina desde los 19 años. El 24 de Junio de 1932 debutó en la Plaza de Toros de León. En el cartel aparecía que aquella tarde habría una “exhibición de toreo femenino”, que es lo máximo que podía hacer una mujer en una plaza. Pero su exhibición fue tan buena, que el público pañuelo en mano pidió al presidente de la corrida que le dejasen matar al novillo que había lidiado, y así lo permitió. Ni que decir tiene que al día siguiente el Ministro de Gobernación cursó una orden a todos los gobernadores para recordarles la prohibición.

Pese al éxito de su debut, tuvo que dejar de torear durante un año, hasta que en 1933 se le volvió a permitir volver a los ruedos, aunque pidiendo cientos de permisos para hacerlo. Pero Juanita no se conformaba con que tuviesen esa “deferencia” con ella, y lo que quería es que se eliminase el artículo que prohibía a las mujeres toreras. Y toreó con ello legalmente, ya que basándose en la constitución de 1931, que proclamaba que todos los españoles son iguales ante la ley, que el sexo no podía ser fundamento de privilegio político y que toda persona es libre de elegir profesión, tenía su lucha ganada. En 1934, el ministro de Gobernación, que era Salazar Alonso, eliminó este artículo.

Ahora solo le quedaba lidiar, y nunca mejor dicho, con sus compañeros de profesión. Aunque tuvo tardes con los ilustres del toreo como Manolete o Belmonte, no era bien recibida en los ruedos por el sector masculino, aunque el público bebía los vientos por ella.

Su consagración vendría el 2 de Abril de 1936, cuando pudo torear en Las Ventas, con El Niño de la Estrella, Pascual Márquez y Miguel Cirujeda. Esta corrida marcó un momento importante en la historia del toreo, ya que fue la primera vez que una mujer actuaba en una novillada picada en la plaza más importante del mundo.

Juanita lució un vestido creado para la ocasión, con una especie de faldón en vez de la taleguilla, y fue diseñado por Ricardo García K-Hito, dibujante y director de la revista taurina “Dígame” .

Ya sabemos lo que ocurrió unos meses después, lo que truncó la prometedora carrera de Juanita en España, ya que esta vez, fue Serrano Súñer quien se encargó de volver a activar la prohibición de torear a las mujeres, y más en su caso, ya que al señor ministro le contaron, ante la duda le convencieron contándole que “¡es roja y enemiga de Franco!”, una razón de gran peso, sin duda.

Ella ya había emigrado a América, donde empezaba a cosechar triunfos. En 1940 tomó la alternativa como primera mujer torera de la historia. Cuando recibió el telegrama en el que le confirmaban que había sido excluida del mundo taurino, exclamó “¡Vaya, ya me lo han ganado estos maricas de toreros españoles! ¡Y ha tenido que haber una guerra civil para que me vencieran!

Triunfó como torera, aunque le hubiera gustado hacerlo en su tierra. Su epitafio lo deja claro: “A pesar del daño que me hicieron en mi patria los responsables de la mediocridad del toreo de 1940-50… ¡Brindo por España!

Está enterrada en el Cementerio de La Almudena de Madrid.

Paloma Contreras