Los Hermanos Fossores de la Misericordia

 

En España existe una pequeña congregación, creada a mediados del siglo XX, cuyo fin son las actividades en los cementerios en cumplimiento de las obras de Misericordia séptima (Enterrar a los muertos) y decimocatorce (Hacer oración por los difuntos). Son los hermanos Fossores.

 

La congregación se  fundó el 11 de Febrero de 1953 por el hermano Fray José María de Jesús Crucificado ; sus casas se encontraban en los cementerios de Felanitx (Baleares), Guadix (Granada), Jerez de la Frontera (Cádiz) y Logroño, aunque actualmente solo quedan la de Logroño y Guadix, que es la Casa Madre. Su nombre de Fossores (fosa o tumba) les viene por ser herederos de los primeros hermanos del siglo XIX, y le añaden el de la Misericordia por su dedicación a las obras antes mencionadas.

En el siglo XVIII se comenzó el estudio de las catacumbas romanas como restos arqueológicos de la Roma subterránea, estudio comenzado por Antonio Bossio. Este trabajo fue continuado por G.B. de Rossi en el siglo XIX, y descubrió que estas catacumbas necesitaban un mantenimiento cuidadoso para no perder la información que albergaban, y fue cuando se creó la institución de los hermanos Fossores para que se ocuparan de cuidarlas.

Los hermanos actuales son una institución religiosa de vida contemplativa-activa. Como dedican su trabajo a la atención y cuidado de los cementerios y enterramientos, los Ayuntamientos les contratan para realizar estas labores en los pueblos donde tienen sus casas. Su labor consiste en la acogida al difunto y acompañantes a la entrada del camposanto y acompañarlos hasta el lugar del enterramiento; bendicen el sepulcro, rezan una oración y despiden al duelo. Además se ocupan de la custodia del cementerio, la limpieza y demás tareas que dignifican el lugar.

Aunque solo están en los pocos cementerios que hemos nombrado, están solicitados por todo el territorio español. Pero la falta de vocación general, y la austera vida de esta congregación que implica mucho esfuerzo y sacrificio, no atrae a nuevos hermanos a las hermandades. No todo el mundo está dispuesto a vivir una vida sencilla, pobre, sacrificada y dedicada a la oración. Es una congregación casi desconocida pese a la importancia de su labor, que no es solo mantener limpio y vivo el cementerio, si no el de apoyar y dar esperanza a las personas que lo necesitan durante el duelo.

Paloma Contreras