Grandes funerales: Pablo Escobar

Poco hay que contar de Pablo Escobar existiendo dos temporadas de Narcos en Netflix, serie a la que os remitimos si no la habéis visto. Haremos un pequeñísimo resumen: Pablo Escobar era un narcotraficante colombiano, odiado por las fuerzas de seguridad y amado por el pueblo, ya que era un gran benefactor para la gente con pocos recursos. Con el dinero que obtuvo del tráfico de droga, llegó a construir barrios enteros para las personas más desfavorecidas. Podríamos decir que jugaba con la salud de los ricos para mejorar la de los pobres.

Pablo Escobar murió acribillado a balazos sobre un tejado de una casa de Medellín mientras intentaba huir de la D.E.A el 2 de diciembre de 1993. Su muerte fue toda una sorpresa, y los ciudadanos de Medellín quisieron darle el último adiós a su Robin Hood colombiano.

En cuanto se supo la noticia la gente comenzó a tomar las calles para mostrar su duelo. Por un lado las altas esferas celebraban su muerte, mientras que sus beneficiados lloraban su pérdida.

El entierro estaba previsto para el x de diciembre, pero la familia y las fuerzas de seguridad decidieron adelantarlo visto lo que se podía llegar a montar: ya había miles de personas coreando “¡Viva Pablo Escobar!” por las calles, y se esperaba la llegada de más personas desde diferentes puntos del país para asistir a su último homenaje. El cuerpo fue velado en la funeraria Montesacro, que sufrió bastantes destrozos: era tal la cantidad de personas que intentaban entrar en la sala de velatorio, que una de las cristaleras cedió y se llevó por delante varias coronas de flores e incluso tiró el ataúd. Por esto mismo se decidió trasladar el féretro a la capilla, con algo más de espacio porque a estas alturas era ya tal la fluencia de personas que a la familia empezaba a írsele de las manos.

Decidieron adelantar el sepelio, que estaba previsto para el día siguiente a las 5 de la tarde, hecho que enfadó bastante a la población que aún no se había podido despedir de él, y el resultado fueron varios destrozos, tanto en la funeraria como en el cementerio.

Todo el mundo quería asistir al entierro, y las fuerzas de seguridad se las vieron crudas para poder retener a tanto personal, que literalmente les pasaba por encima para poder despedirse de su amado Pablo. Fue la misma hermana de Pablo quien, a través de un megáfono, tuvo que calmar a las masas que ya habían empezado a destrozar el cementerio.

Su mujer y sus hijos llegaron a las 3 de la tarde, custodiados por la Fiscalía. Pero ni su llegada contuvo a la gente. Se les invitó a rezar por Pablo, pero aún así no había manera de contenerlos.

A las 15:55 , con la ayuda del ejército, fue sepultado en el cementerio.

Durante muchos días la peregrinación a llevarle flores fue constante: todos aquellos que se quedaron atascados en la autopista sin poder llegar a darle el último adiós no cejaron en su empeño de presentarle sus respetos. Aún hoy en día, casi 25 años después de su muerte, siguen llegándole muestras de afecto y cariño al Robin Hood de la cocaína, que mató a 317 policías, voló un avión y se hizo con el poder de un país entero, pero que era admirado por el pueblo.

Paloma Contreras