Funeral: Ceremonia de índole religioso que se celebra en honor a un difunto.
Bien, todos tenemos claro que cuando fallece un ser querido nos duele; nos duele la perdida, nos sentimos desorientados: el no volver a ver a esa persona, el no hablar con ella o simplemente recibir esa llamada que antes, era rutina.
En muchas culturas, los funerales transcurren con un silencio tibio, sólo el murmullo de la gente al hablar lo rompe. Sin embargo, las costumbres funerarias de las que vamos a hablar hoy nada tienen que ver. Aquí, donde el misterio camina tranquilamente entre sus calles, tierra de vampiros, de fantasmas y con una gran creencia hacia el vudú, se despiden de sus seres queridos a golpe de notas musicales. Hablamos de Nueva Orleans.
Es conocido como funeral jazz, aunque este término es erróneo pues la descripción preferida es “funeral con música” ya que el jazz propiamente dicho no es el objetivo principal de la ceremonia.
Esta tradición funeraria se originó a principios del siglo XX. El pasado colonial de Luisiana, las prácticas espirituales africanas y la amalgama de culturas allí establecidas, ayudó a que se comenzara a “celebrar” la vida vivida de quien ya no está,con un propósito, ya que según su cultura si alguien fallece hay que complacer a los espíritus para proteger al difunto.
Como todo en esta vida tenía sus detractores, sobre todo por parte de los ciudadanos blancos, que veían como una falta de respeto el ritmo musical que desprende el jazz; aunque con el tiempo, también se pueden ver a estas comparsas musicales acompañando al difunto sea del color que sea su piel en la actualidad.
Un funeral musical comienza desde el mismo momento que el fallecido es trasladado al cementerio. Puede salir desde distintos sitios: su casa, el tanatorio o la iglesia. El féretro es portado por los familiares, y ya desde aquí las notas musicales comienzan a enredarse en el aire. La banda comienza con melodías fúnebres e himnos religiosos; las personas allí congregadas siguen este ritmo con paso lento y penoso, en el fondo es la despedida de un ser querido.
Algunos de los asistentes suelen llevas vistosas sombrillas de mil colores que contrastan con el negro utilizado para comenzar el luto.
El arca es introducida en un carruaje funerario tirado por caballos; la banda sigue tocando su profunda melodía, y el cortejo fúnebre sigue las notas musicales por todo el itinerario hasta que llegan al cementerio. Ya en camino la banda suele hacer un cambio en su sinfonía, la música se vuelve más optimista; siguen sonando himnos aunque también se puede escuchar melodías de jazz. Esto se debe a que según su cultura esta es su forma más honrosa de decir adiós al fallecido, celebrando el tiempo que estuvo entre ellos, compartiendo, enseñando y aprendiendo. También se unen muchas veces los llamados “segunda línea”, personas anónimas que se encuentran en ese momento en la calle, y que se unen al cortejo para celebrar la vida del difunto. Las sombrillas giran o incluso los pañuelos se agitan en el aire, en Nueva Orleans la muerte se vive.
O se vivía, lamentablemente esta tradición a pesar de seguir realizándose está comenzando a caer en desuso; quizás las prisas de la modernidad o que las generaciones que han llegado no lo saben valorar. Lo que sí sabemos es que si esta línea de no celebrar la vida sigue así, dentro de poco hablaremos de los funerales musicales de Nueva Orleans como una antigua tradición.