Mientras que muchas culturas ven la muerte, como ya hemos visto en muchos ritos funerarios, como una ocasión de moderada felicidad, la tradición europea es muy férrea en cuanto a que la muerte es un momento de seriedad y tristeza: tumbas escupidas en granito o piedra, sobriedad en las esculturas y epitafios… pero es aquí, en Europa, donde también se encuentra el considerado como el Cementerio más divertido del Mundo.
Se encuentra en Sapantza, Rumanía. Fue fundado por Stan Ioan Patras, un escultor local que empezó a crear las tumbas coronándolas con tallas de madera pintadas en colores brillantes y alegres, que incluían información y descripciones muy divertidas acerca del difunto.
Las lápidas, por llamarlas así, están talladas a mano sobre madera. La parte superior incluye una representación en forma de dibujos del difunto, generalmente realizando alguna acción de las que solía hacer habitualmente en vida, o relacionada con su profesión. La mitad inferior incluye un epitafio que explica información relevante sobre el difunto. Las tallas se pintan de colores brillantes, con el azul como color predominante que le da cierta uniformidad al cementerio y la alegría que intenta desprender.
Algunas de las tumbas pueden llegar a tener hasta seiscientas imágenes. Muchas de ellas explican cómo murió el finado; por ejemplo, se pueden ver escenas en la que un pastor cuida su rebaño y un bandolero llega por detrás con una pistola y lo mata, o un hombre sentado en un carro con sus caballos y que se resbala y muere. Muchas de las descripciones están escritas desde el punto de vista del difunto, por lo que también se pueden ver, por ejemplo, la representación de un hombre que espera que el cielo esté lleno de sándwich de queso.
El epitafio más famoso de este cementerio no está escrito desde el punto de vista de la difunta, si no del de su yerno. En este epitafio dice que si llega a vivir un par de días más es él quien hubiese muerto, y que desde entonces promete portarse bien para asegurarse de que su suegra no vuelva del infierno a reprocharle algo.
El fundador del cementerio, Patras, falleció en 1977 , pero no sin antes contratar a un aprendiz y tallar su propia lápida, que dice:
Desde que era un niño pequeño
Fui conocido como Stan Ioan Patras
Escuchadme, compañeros
No hay mentiras en lo que voy a decir
Durante toda mi vida
He tratado de no hacer daño a nadie
Pero lo hice todo lo bien que pude
Con quienes en mi confiaron.
Oh, mi pobre mundo,
Qué duro es vivir en él.
Fotos: Wikipedia