Hong Kong es una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, tanto es así que ser enterrado no es nada fácil. Allí los ancestros son venerados, y según la tradición china el difunto ha de ser devuelto a su lugar de nacimiento para enterrarlo o que se guarden sus cenizas y así sus descendientes tengan un lugar al que acudir para recordarle y rendirle tributos.
Pero la ciudad crece y cada vez hay menos espacios para los cementerios, los rascacielos ganan el terreno. En Hong Kong hay cementerios distribuidos por la ciudad y según la creencia de sus moradores, el que hoy os mostramos en uno de los primeros cementerios católicos de la ciudad, su andadura comenzó en plena época colonial allá por 1845.
Junto a él se encuentran el cementerio judío, el cementerio hindú, el cementerio Parsee y el cementerio musulmán. La particularidad del cementerio Saint Michel es que alberga el descanso eterno de 79 miembros de la Commonwealth de la Primera Guerra Mundial y 62 de la Segunda Guerra Mundial.
Aquí se pueden diferenciar claramente las tumbas; la pertenecientes a los militares que perecieron en la guerra o por el clima tropical. La fuerza británica en Hong Kong usó el cementerio hasta 1965 y paseando entre las tumbas se aprecia que la mayoría de ellos son de personal naval.
Los entierros civiles en el cementerio son diversos y ejemplifican la estructura social en la etapa inicial de la era colonial. Aquí uno se da cuenta del grupo privilegiado de la sociedad, en su mayoría británicos. La gente notable era enterrada en el cementerio; uno de los personajes ilustres de aquí es Kark Friedrich August Gützlaff, un misionero alemán que ayudó a establecer iglesias luteranas en Hong Kong y es considerado el primer misionero luterano de China.
También hay una serie de entierro chinos, todos ellos católicos, algunos de ellos involucrados en la Revolución Xinhai de 1912, incluido Yeung Ku-wan, que fue asesinado por el gobierno Qing en Hong Kong.
Varios japoneses fueron también enterrados aquí, en su mayoría los que residían en Hong Kong durante la época colonial temprana. Algunos de ellos eran católicos, pero la mayoría eran seguidores del sintoísmo. La costumbre japonesa de quemar incienso durante los ritos conmemorativos provocó quejas de algunos occidentales. Como resultado, se designó una sección especial japonesa del cementerio.