Quién no conoce sus huevos. Aunque esta primera frase haya sonado fatal, se han llegado a pagar 18 millones de dólares por unidad; delicados, exquisitos, son verdaderas joyas de la orfebrería. Peter Carl Fabergé está considerado el orfebre más destacado del mundo, y estas, sus joyas más representativas.
Nacido en San Petersburgo el 30 de mayo de 1846, su familia era dueña de una joyería y el 1870 Peter se hace cargo de la empresa familiar. Por aquel entonces, sus diseños le reportan una excelente reputación, pues además de trabajar con piedras preciosas y metales, mezclaba diferentes estilos en los diseños como el art nouveau, el barroco y el griego entre otros.
En 1882 sus obras se pudieron ver en la Exposición Panrusa de Moscú, donde recibe la medalla de oro. Este hecho le supuso el nombramiento de orfebre y joyero de la Corte Imperial Rusa además de serlo de otras muchas monarquías europeas. Los encargos que realizaba eran variados: animales en miniatura, cálices, cajas de puros o cigarros, bomboneras y otros objetos.
El origen de los conocidos huevos tiene su nacimiento cuando el zar Alejandro III le encarga al joyero la construcción de un huevo para regalarte a su esposa, la zarina María, para la Pascua de 1885.
El trabajo que realizó Fabergé fue un huevo con cáscara de platino, en cuyo interior descansaba otro huevo más pequeño de oro. Éste a su vez albergaba dentro una gallina en miniatura que tenía sobre su cabeza una réplica de la corona imperial rusa. El obsequio le gustó tanto a la zarina que el zar comenzó la tradición de regalarle un huevo cada Pascua.
Once fueron los huevos que el zar Alejandro III le regaló a la zarina. Después continuaría la tradición su hijo Nicolás II regalando cada Pascua un huevo realizado por el orfebre a su madre y a su mujer. De los 57 huevos que realizó Fabergé todos contenían en su interior pequeñas miniaturas como el yate imperial Sandart, la catedral de Uspensky, el palacio de Gátchina o el palacio Alejandro.
Esta tradición terminó a causa de la Revolución Rusa, pero los huevos se convirtieron en un referente en el mundo de la orfebrería, de los que se conservan 61 de los 69 que talló la Casa Fabergé.
Peter Carl Fabergé falleció el 24 de septiembre de 1920 en Lausana, Suiza, y descansa en el cementerio du Grand Jas, en Cannes, Francia.