El origen de los mausoleos

 

 

 

En el año 353 A.C. , Mausolus, un emperador del impero persa que controlaba el área de lo que hoy conocemos como Turquía, falleció.

Su mujer Artemisia (que a su vez era su hermana), muy disgustada, decidió crearle una tumba-templo como homenaje para guardar sus cenizas. No era el primer edificio que se construía para recordar a un ser fallecido, pero sí el primero que albergaba los restos del difunto. De ahí que ahora conozcamos a este tipo de enterramientos como mausoleos. Sí, estamos hablando de famoso mausoleo de Halicarnaso (ciudad turca).

El dinero no era un problema para Artemisia. Estaba tan enamorada de su marido-hermano que cuenta la leyenda que mezcló una parte de las cenizas de este con vino y le prometió crearle la mejor tumba del mundo mientras se bebía la mezcla.

Contrató a cientos de artesanos y a los cuatro mejores escultores de Grecia del momento, quienes crearon docenas de estatuas.

Por desgracia para Artemisia, no consiguió ver acabado su proyecto, ya que falleció dos años antes de que acabara. Pese a su muerte, los obreros siguieron construyendo la obra que habían empezado.

Al final el mausoleo midió 45 metros de altura, rematado por una estatua de bronce de un carro tirado por cuatro caballos. Estaba rodeado por 36 columnas con una estatua en cada par. Las paredes estaban cubiertas por grandes frisos que representaban batallas míticas. Todo ello en mármol macizo. Era tan impresionante que se convirtió en una de las sietes maravillas del mundo antiguo.

Como la mayoría de estas maravillas, no existe hoy en día. En algún momento antes del 1404 D.C. , varios terremotos redujeron la mayor parte de la tumba a escombros. Estos escombros fueron utilizados por caballeros de Europa occidental en un camino a Tierra Santa para fortificar sus castillos. Los mármoles que no se usan como bloques de construcción se fundían para recoger cal.

Los saqueadores de tumbas se llevaron cualquier tesoro que hubiese enterrado allí. Si no se puede viajar a Turquía para visitar sus ruinas, en el Museo Británico hay varias estatuas conservadas.

Aunque el edificio original no perduró, si lo hizo su diseño, que ha influido en la arquitectura de Los Ángeles City Hall, la tumba de Grant, el templo masónico en Washington D.C y el Santuario de la Memoria en Australia.

Paloma Contreras