El cementerio de Baikove recibe su nombre de la colina en la que está situado. Fue inaugurado en 1831 con la finalidad de enterrar allí a las personas de religión católica y luterana, en zonas separadas. En diciembre de 1834 se amplió al entierro de personas de la confesión ortodoxa. Cada una de ellas tenía su propia capilla. El cementerio está dividido en dos partes por la calle Baikova: a la izquierda el cementerio viejo en el que aún se siguen haciendo enterramientos, y a la derecha la zona nueva, que fue creada en 1889 y donde se construyó la nueva iglesia.
Hay alrededor de unas 20 criptas antiguas: cada una de ellas es una pequeña casa con un área de 9 metros cuadrados y una altura de 2 metros, y el formato es parecido al de la sala de un velatorio: una pequeña sala y detrás de unas rejas, el féretro. Todas son diferentes, ya que se construyeron según las antiguas tradiciones correspondientes a la fe del difunto. Desafortunadamente, fueron destruidas durante la IIGM y de ellas solo quedan pocos restos, ya que fueron saqueadas, pues también se usaron como refugio durante la guerra y como casa para las personas sin hogar.
En 1975 se construyó su crematorio, que llama la atención por lo futurista del diseño, siguiendo las líneas de la arquitectura soviética de los años 50-70 del siglo pasado.
En el cementerio nuevo hay enterrados gran variedad de personajes importantes ucranianos tanto de la vida política como de la artística o deportista. Llama la atención la cantidad de bustos y estatuas de cuerpo entero que hay; la sensación es de que las miradas que tu echas, son recíprocas.
Merece mucho la pena perderse entre las calles de este extensísimo cementerio y disfrutar de él.