Mujeres Ilustres: Mary Shelley
Imaginad una tarde aburrida y lluviosa. De domingo, por ejemplo, para hacerla más aburrida aún. Ahora, trasladadla al siglo XIX, no podéis mirar ni Facebook ni Twitter. ¿Qué haríais?
La mujer de la que hablamos hoy, en esa situación, lejos de quedarse babeando en un sofá hasta la hora de acostarse, escribió Frankenstein o el moderno Prometeo.
Mary Wollstonecraft Shelley fue una niña que recibió una educación muy avanzada para su época, gracias a que su padre, siempre en contacto con intelectuales, le instruyó en diferentes materias, además de tener una institutriz y una tutora que le acercaron a la historia clásica leída en su idioma original. Gracias a esta cultura recibida, Mary destacó enseguida como una adolescente inteligente y curiosa, de libre pensamiento y con un ansia voraz por estar siempre aprendiendo.
Viaja mucho a Escocia por recomendación de su padre, y allí conoce a Percy Bysshe Shelley, poeta que visitaba mucho a su padre por mitivos económicos. Ambos acabaron peleados, pero el amor entre Mary y Percy surgió y ambos huyeron a Francia, para viajar por Europa durante dos años.
Mary volvió de este viaje embarazada, denostada por su padre, y sumida la pareja en una tremenda pobreza.
Esta situación, unida al fallecimiento de su hija a muy corta edad, sumió a Mary en una gran depresión. No fue hasta 1816, tras el suicidio de la mujer de Percy, que pudieron casarse y así adoptar el apellido de su marido, por el que ha sido reconocida en el tiempo.
Ese mismo año, la pareja decide pasar el verano cerca de Ginebra, en una casa de campo junto a Lord Byron y John Willian Polidori. El clima del lugar elegido para pasar estas vacaciones dejaba mucho que desear, ya que las tormentas eran constantes, y debían pasar días encerrados en casa. Fue en uno de estos momentos de hastío, en los que hasta al mismo Lord Byron se le habrían acabado las ganas de escribir poemas bucólicos viendo la lluvia resbalar por el cristal, cuando él mismo propuso escribir a los allí congregados, una historia de terror que más tarde leerían. De esa hartura de lluvia, nació Frankenstein o el moderno Prometeo, que en un principio iba a tratarse de un relato corto.
Pero la vida de Mary Shelley no fue más que un cúmulo de desgracias. En 1818, los Shelley se marchan a Italia, donde Mary tiene varios partos prematuros hasta nace el único hijo que sobrevivió, Percy Florence (llamado así por haber nacido en la ciudad de Florencia). En 1822, su marido muere al volcar su velero. Sumida en una gran tristeza, manda incinerar su cuerpo pero conserva su corazón, que mantendrá en su escritorio hasta el final de su vida.
Feminista, polémica y gran escritora, no sólo Frankenstein está entre sus obras, si no que varios ensayos, novelas históricas y apocalípticas, además de biografías y libros de viajes, forman parte de la prolífica obra de Shelley.
Pero no sólo publicó bajo su nombre de casada, Mary Wollstonecraft publicó La Vindicación de los derechos de la mujer (1792) considerada una de las primeras obras de la literatura y filosofía feministas.
Fallece a los 53 años aquejada de un tumor cerebral, que desde 1839 llevaba haciendo estragos en su cuerpo, provocándole fuertes dolores de cabeza y parálisis en distintas partes del cuerpo.
May había pedido ser enterrada junto a sus padres, pero su hijo Percy, alegando que el cementerio de St. Pancras estaba en mal estado, deciden darle sepultura en la iglesia de St. Peter en Bournemouth, cerca de donde había pasado una parte de su vida.
En el primer aniversario del fallecimiento de Mary, su familia revisó el escritorio en el que trabajaba: allí encontraron trozos de cabello de sus hijos fallecidos, un cuaderno que había compartido con su marido, y dentro de este, envuelto en una hoja de seda, una copia del poema Adonaïs, escrito por Percy y restos de sus cenizas y corazón.