Otro de los cementerios de la pequeña ciudad de Carcassonne es el de Saint Michel, a las afueras del pueblo, en la zona alta. Los tres cementerios más importantes, el de la Ciudadela del que ya hablamos aquí, este de Saint- Michel y el de Saint- Vicent, se encuentran sobre tres colinas diferentes que, localizados en el mapa, forman un triángulo.
En 1653, los cónsules de la ciudad decidieron adquirir un trozo de tierra en una zona llamada “la Tenda”, denominada así porque era la zona en la que los artesanos de tela ponían a secar sus piezas. Este espacio, muy aireado, ya había sido utilizado para enterrar a las víctimas de la peste en los años 1628 y 1652, por lo que era una zona perfecta. En la pared del cementerio hay una piedra con la fecha de 1623 que atestigua la antigüedad de este camposanto. En 1777 se compra una expansión de estas tierras para cumplir el decreto real en el que estaban prohibidos los enterramientos dentro de las ciudades, y su última ampliación fue en 1870. Como todos los cementerios de Carcassonne, tiene su capilla construida en honor de San Roque, fue bendecida en 1784 y se reservó para enterrar en ella a los sacerdotes y canónigos de la catedral, así como benefactores de la iglesia. Actualmente, la tumba más antigua es del año 1809, y pertenece a una niña de 13 años de edad.
En el Cementerio de Saint- Michel están enterrados varios personajes ilustres de la ciudad, completamente desconocidos para nosotros; pero podemos destacar a Henry Mouton, fundador de la lotería nacional francesa en 1933 o a Henry Perrine que fue considerado como “pacificador del Sahara” durante la Primera Guerra Mundial. Alrededor de su figura existe una bonita leyenda, en la que muy amigo de Charles Foucauld, aprendió a pilotar un avión para ir a buscar la tumba de su amigo a Argelia. El avión se estrelló y falleció en el desierto después de tres días, sin poder cumplir su último deseo.
De este cementerio, visitado en 2013, hay dos cosas que me llamaron especialmente la atención: en algunas de las tumbas, varias, la típica cruz cristiana está colocada de una manera un tanto extraña: reposando sobre una esfera, también de piedra, como aparece en la foto. Ha sido en el único cementerio que lo he visto, y cada x tiempo me da por su buscar su significado (si es que lo tiene, que yo creo que sí) pero aún no he encontrado nada. Si alguno de nuestros lectores lo sabe, que no dude en sacarnos de esta duda.
La segunda parte del cementerio que me sorprendió, fue la zona dedicada a los muertos durante la guerra del Rif; entre el gris de las majestuosas y serias tumbas, una pequeña avenida cotejada por hermosos cipreses, dividía a los caídos en estas batallas, con todas las tumbas iguales al estilo de los cementerios americanos, en un lado los muertos cristianos y al otro los musulmanes; al fondo de esta pequeña avenida se podía ver una hermosa estatua. Atravesé la avenida para acercarme. Según lo hacía, cada vez me parecía más majestuosa. De piedra, en estado impecable, tuve que ponerme bajo ella para poder mirarle a la cara. (Quiero darle las gracias a Ainara porque ahora sé el porqué tuve que ponerme debajo para verle los ojos ) Y en ese momento pensé: “por favor, por favor, que no haya ningún ruido extraño que grito”; y es que hay que vivir el que esa tremenda estatua de más de dos metros te juzgue con sus ojos vacíos. Al principio pensé que era el arcángel San Miguel por las alas, la espada, el nombre del cementerio y que el arcángel San Miguel es considerado el “ángel de la muerte”, es el que redime las almas antes de morir y se encargará de pesar las almas en la balanza el día del Juicio Final, pero la figura es claramente femenina y me atrevería a decir que tiene algo de Juana de Arco también, que sea una especie de interpretación y mezcla. En cualquier caso, la estatua es impresionante y majestuosa.
Si vais a la ciudad de Carcassonne, no dejéis de visitarlo.