Cementerio Parroquial de Laxe

En este cementerio pervive aún una leyenda, según los lugareños tenemos que trasladarnos a una fría noche de invierno del 19 de diciembre de 1850, una fuerte tormenta azotaba la zona y un velero de tres palos matriculado en Bristol sufrió un naufragio. En él viajaban el capitán William Dovel, su mujer e hijo, los trece tripulantes y un pasajero anónimo más.

Los vecinos de Laxe fueron a socorrer a los náufragos, lamentablemente todos perecieron en su lucha contra el mar. Bueno, todos no, sólo hubo un superviviente, el capitán Dovel al que encontraron inconsciente junto al cadáver de su mujer. Llegada la hora de enterrar a los muertos tuvieron en cuenta la religión que profesaban, al ser la protestante el párroco de la zona se negó en redondo a que descansaran en el pequeño cementerio católico de Laxe. Un vecino generoso de corazón tenía una pequeña huerta junto al muro del cementerio y donó este terreno para que los enterramientos pudieran realizarse con dignidad. El capitán Dovel permaneció en Laxe durante algunos años y era muy habitual verle pasear por la playa donde perecieron sus seres queridos y visitar sus tumbas en el improvisado cementerio protestante.