Cementerio de Los Realejos

El cementerio de Los Realejos, también llamado cementerio de San Agustín, se encuentra a las afueras de la población en una zona privilegiada por sus vistas, ya que mar y montaña lo rodean. De planta irregular por sus ampliaciones y la zona escarpada en la que está situado, principalmente está compuesto por cuarteles de nichos, de calles estrechas. En un principio el cementerio, inaugurado en 1927 con Agustín García González, un niño de 5 años al que el Ayuntamiento le ha colocado una lápida en su memoria, estaba destinado a sepulturas al suelo. Por el crecimiento de la población, estas han tenido que ser sustituidas por cuarteles de nichos, pero a lo largo de todo el cementerio se pueden encontrar las cruces que marcaban las lápidas primigenias, por lo que dentro de guarda el recuerdo a todos los fallecidos de la población. Además se conserva una zona, pegada al muro sur, donde aún se conservan enterramientos en tierra.

Es un cementerio muy bien cuidado, con el suelo solado y repleto de flores en cada uno de los nichos. Dentro queda poco espacio a la vegetación autóctona, aunque hay que destacar un magnolio centenario que destaca en el recinto.

Además en Los Realejos se pueden visitar varias iglesias de notable interés arquitectónico, como son la de Santiago Apóstol, erigida en 1496 y la de Nuestra Señora de la Concepción, de 1512, además de otras ermitas y pequeñas iglesias que fueron construidas entre los siglos XVI y XVII, época de mayor esplendor de la localidad.

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