Cementerio General de Valencia

La historia del cementerio general de Valencia surge cuando prohíben situar en el casco urbano los cementerios de cada parroquia. Las obras comenzaron en 1805 y se inaugura en 1807.

El cementerio general de Valencia tiene forma cuadrada y gran tamaño. Tras la puerta de entrada podremos encontrar varios patios que han sido construidos con el fin de aumentar el espacio de enterramiento. Podremos reconocer los patios más antiguos de los más modernos, pues los antiguos están formados por calles de panteones privados (como es la calle principal) y sepulturas de suelo custodiadas por auténticas obras de arte. Según avanzamos por el recinto encontraremos zonas con sepulturas más modernas de mármol y agrupaciones de nichos.

Alrededor de 1880 se aprueba la ampliación del rectángulo inicial denominado “Pórticos” o “Patio de las Columnas”. Este nombre se debe a las aproximadas 170 columnas dóricas, se puede considerar la última obra neoclásica de la ciudad. Es un cementerio con mucha historia que está deseando ser contada.

Entre los mausoleos más interesantes destacan los de los arquitectos A. Martorell Trilles (Familia Maestre Bosarte), J.M. Cortina (Familia Puchol Sarthou, Oyanguren, Martínez Boronat, Krausser, Monterde, Pascual), Vicente Rodríguez (Familia Galindo), L. Matoses Rico (Marqués de Sotelo), J. Rieta Síster (Tumba del Barón de San Petrillo), y E. Rieta López (panteón de José y Pepino Benlliure). En el cementerio civil se encuentra la tumba de V. Blasco Ibáñez, obra de Mariano Benlliure, que también realizó las esculturas del panteón familiar de los Moróder.

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