Cementerio de Torremocha de Jiloca

Algo alejado de su población y  rodeado por campos dedicados al cultivo encontramos el cementerio de Torremocha de Jiloca. De solar rectangular su sencillo muro se encuentra en la actualidad deslucido por el paso del tiempo.

Su portón de entrada es una bella obra de rejería, se remata en su parte más alta con una cruz latina y se puede leer claramente el año de apertura: 1969.

Una vez dentro vemos, que la fecha anteriormente mencionada es de una ampliación del recinto. Pues observamos que aún queda parte de su muro primigenio con la fecha 1917 tallada.

Este sencillo cementerio de Torremocha de Jiloca cuenta con agrupaciones de nichos, de tres alturas se hallan protegidas por techo de tejas. Su ornamentación funeraria son sencilla lápidas que cubre la oquedad, éstas están engalanadas por pequeños arreglos florales.

En el resto del recinto se disponen las inhumaciones en tierra. Del último tercio del siglo XX veremos como la forja y el mármol blanco tenía todo el protagonismo. Pequeñas cruces latinas que emergen de la misma tierra, sencillez y respeto  que los habitantes de esta encantadora localidad se encargan de tener en buen estado.

La fosa común existente en el cementerio de Torremocha de Jiloca contiene los restos de los tres vecinos de la cercana localidad de Camañas que fallecieron el 7 de junio de 1937 a consecuencia de la explosión de una bomba trampa al paso del vehículo que ocupaban.

El patrimonio arquitectónico de la localidad  es reducido pero poseedor de encanto. Veremos la Iglesia de San Cristóbal datada en el siglo XVI, su exquisita colección de orfebrería está compuesta por un cáliz darocense de principios del siglo XVI, se completa con una custodia rococó de Bernardo Garro.

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Cementerio de Torremocha de Jiloca