A extramuros de la población y a la vereda de un barranco se encuentra el cementerio de Arcos de Jalón.
Presenta planta rectangular y se aprecia claramente la diferencia entre el recinto primigenio y la ampliación a la que se ha visto sometida el cementerio.
El portón de acceso por la parte antigua del cementerio se constituye por un sencillo trabajo de herrería; su parte inferior es ciega y tan sólo una sencilla cruz latina indica ante donde nos encontramos. Los detalles encontrados en la parte superior nos informa que este cementerio comenzó su andadura en 1920.
Dentro vemos como las inhumaciones se van ubicando sin seguir un orden establecido. Elementos de forja como cruces o cerramientos que rodean la tumba son unos de los detalles más vistos en este segmento del cementerio. También las tumbas ornamentadas con pesadas losas de piedra son comunes en el cementerio de Arcos de Jalón; ángeles desgastados por el paso de los años, cruces y símbolos religiosos conviven aquí.
Las agrupaciones de nichos se sitúan al fondo del recinto; con cubierta a dos aguas las pequeñas losas que cubren la oquedad presentan detalles de ornato como alegorías labradas en la lápida.
Desde este punto se abre la zona más actual del cementerio, las sepulturas ya se van ordenando y el gris del granito ocupa el recinto.

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