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El cementerio municipal de Valdemaqueda se construye en el año 1980 para sustituir al parroquial que ya se había quedado pequeño y además no cumplía la normativa de estar alejado de la zona urbana al haber crecido el pueblo. Este cementerio parroquial fue inaugurado en 1900 y de él se encargaban sus habitantes: cada dos años, durante las fiestas de agosto, el párroco nombraba entre los hombres casados al “alguacil” y “alcalde” del cementerio que a su vez nombraban a 6 enterradores. Estas ocho personas se encargaban de los entierros del municipio sin cobrar, pero en navidades les estaba permitido pedir el aguinaldo. 

El cementerio municipal de Valdemaqueda al ser de muy reciente creación carece de valor en cuanto a arte funerario ya que las sepulturas son básicas y modernas de finales de siglo XX, de granito pulido principalmente. 

El cementerio está rodeado por una valla de bloques de hormigón de media altura y una erta ciega metálica; carece de botánica, aunque se encuentra rodeado de un pequeño bosque en el interior no hay ningún árbol que de sombra a sus visitantes.