Bastante integrado en la población aún quedan vestigios de los saqueos efectuados a principios del siglo XIX por lo franceses. Aferrándose en el tiempo las ruinas de la Iglesia de San Salvador aún pervive siendo compañero infatigable del cementerio de la localidad.
Una sencilla cancela de forja ubicada bajo un arco de medio punto nos da la bienvenida y nos invita a este bello recinto.
Las ruinas de la iglesia del salvador todavía siguen siendo de utilidad y actualmente cumplen las funciones de campo santo, siendo notorio su valor arquitectónico como puede contemplarse en su torre donde aún quedan losas de cerámica diciendo al visitante que se rehabilitó en 1722.
Dentro vemos como los nichos emparedados han ido siendo adosados de manera aleatoria. Pulcramente encalados y con moldura en forma de hornacina aportan al entorno una singular belleza. Las losas que cubren la oquedad presentan distintos estilos de ornamentación; sencillos cerramientos sin nombre, lápidas de granito o mármol donde consta el nombre del que mora en su interior.
Algunas de ellas, más contemporáneas presentan la ornamentación más tradicional utilizada actualmente; frases de duelo, despedida y símbolos de índole religioso.
En el núcleo de este cementerio se encuentra la única inhumación, rodeada por un tupido arbusto bien cuidado, dentro la sepultura presenta losa de mármol blanco así como estela funeraria que emerge de ella.
El cementerio de Villaluenga del Rosario ha sido candidato para el premio al mejor cementerio de España 2017 convocado por la revista Adiós.

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