Cementerio de Torres de la Alameda

El cementerio de Torres de la Alameda dispone de planta trapezoidal, todo ella se encuentra cercada por un sencillo y encalado muro con tejas a dos aguas. El portón de acceso al recinto es un sencillo trabajo de reja con detalles en celosía, una placa de piedra nos informa de que este recinto abrió sus puertas por primera vez en 1704 siendo ampliado a finales del siglo XX.

Un camino bien pavimentado nos indica el camino a seguir, no se observan grandes grupos de árboles o vegetación, tan sólo tres o cuatro solitarios cipreses se diseminan por todo el recinto. Es claramente diferenciable la zona primigenia de la ampliada, la forma en la que están ubicadas las inhumaciones aporta gran información al respecto.

 Las más vetustas se encuentran diseminadas de manera aleatoria y rodeando la capilla del cementerio de Torres de la Alameda; un mar de lápidas en variados tonos se van enredado sin apenas dejar espacio para el visitante. Sobre las pesadas losas se elevan estelas funerarias donde algunos símbolos de índole religioso acompañan al nombre del que allí mora. También se pueden ver ángeles, fieles mensajeros entre Dios y  el hombre pero sin duda la figura más observada es la cruz latina. Las sepulturas más añejas disponen de detalles realizados en forja, muy comunes a mediados del siglo XX, cruces de forja o pequeñas rejas que rodean la tumba.

El cuartel nacido de la ampliación acometida en el cementerio de Torres de la Alameda ya presenta un orden marcial a la hora de ubicar las sepulturas, alineadas, con espacio suficiente y todas ellas engalanadas con las siempre presentes cruces latinas. También se encuentra una agrupación de nichos, este modelo de enterramiento cada vez es más solicitado y aquí se puede ver una sencilla edificación donde todas las pequeñas losas que cubren la oquedad son del mismo material y con el mismo color.

Fotografías cedidas por:  Ricardo Sancho.

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Cementerio de Torres de la Alameda