Cementerio municipal de Aranjuez

Hasta bien entrado el siglo XVIII no comenzó a materializarse los cementerios y Aranjuez en 1750 al no poseer núcleo de población no contaba con un cementerio donde poder efectuar los pocos enterramientos que necesitaba cubrir.
El primer cementerio de Aranjuez comienza su andadura en 1845, un humilde recinto cuadrado construido sobre una pronunciada pendiente cercano al Hospital de San Carlos. Debido a su orografía y la mala construcción de sus modelos de enterramientos el cementerio hizo que los malos olores por la descomposición de los cuerpos invadiera el ambiente. Intentan solucionar el problema de salubridad efectuando en 1850 con una ampliación y con el saneamiento que requería la situación. Al poco tiempo esta medida resulta insuficiente pues la población de Aranjuez crece de manera exponencial y necesitan un nuevo recinto más amplio donde poder enterrar a los muertos.
Así pues en 1861 comienza la construcción del cementerio municipal de Aranjuez tomando el nombre de “Santa Isabel”. El proyecto original es fruto de José Segundo de Lema quien idea un recinto centralizado con planta cuadrada y dos ejes perpendiculares. Con las bendiciones pertinentes el recinto abre sus puertas para acoger almas en 1864, siendo los primeros moradores los restos exhumados del antiguo cementerio.
La capilla situada en uno de los extremos de los ejes principales hoy en día presenta un estado ruinoso, ésta será derruida próximamente. El resto del recinto se conforma por hileras de sepulturas con pesadas losas de granito o mármol.
La simbología funeraria está muy presente en el cementerio de Aranjuez; tempus fugit, alegorías, dolientes y símbolos florales como las cápsulas de adormidera son fáciles de ver en este recinto si se pasea con calma entre las tumbas.

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