Cementerio de Les Corts

Cuando comenzó su andadura el cementerio de Les Corts  se sitúo a extramuros de la población tal y como ordenaban las ordenanzas de principios del siglo XIX, debido al crecimiento de la población con el tiempo se fue integrando dentro de la ciudad siendo hoy en día parte más del trasiego diario de los barceloneses.

Pese a que no es uno de los mayores cementerios de la Ciudad Condal entre sus muros descansan personajes que fueron importantes en la historia y el arte de la ciudad.

Inaugurado según las costumbres el 4 de octubre de 1897 el cementerio acoge distintas creencias, claramente diferencias podremos observar la parte católica y la hebrea, de esta última y respetando las costumbres podremos contemplar detalles de ornamentación funeraria como las pequeñas piedras que se posan como tributo a los fallecidos. También es fácil ver el Janukia o candelabro de 9 brazos, la estrella de David o el candelabro de siete brazos, sobre las sepulturas constan las inscripciones en hebreo.

Años más tarde el cementerio de Les Corts se vio inmerso en una serie de reformas, fruto de ellas y con un claro estilo modernista que pueden observar el actual edificio, la tapias de cierre, el edificio de administración y la capilla, ésta última reformada en 1918 posee planta de cruz griega, estilo neogótico y vitrales.

La planta del recinto posee forma trapezoidal, se dividen en siete departamentos y en el núcleo de la primigenia planta un camino nos lleva a la entrada de la iglesia del cementerio, aquí vemos las sepulturas más ricamente ornamentadas, no es de extrañas pues a principios del siglo XX eran los pudientes quienes podían permitirse ser enterrados en las zonas más céntricas de los cementerios. Fruto de ello veremos ricos pantones, sepulturas y nichos; búhos, tempus fugit, motivos florales y un sinfín de detalles.

Las esculturas es otro  de los tesoros escondidos del cementerio de Les Corts, algunas están realizadas en bronce como la Piedad de Josep Viladomant; ángeles, dolientes, retratos labrados en piedra de los fallecidos, todos ellos obras de los grandes escultores de la época.

Sin duda un cementerio que merece ser conocido si queremos conocer mejor la historia de esta ciudad pues paseando entre sus muros veremos las diferencias entre las clases sociales así como ha ido evolucionando el arte funerario.

Fotografías cedidas por: Fer Sánchez Vinter. 

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