Cementerio de La Herradura

Alejado de la población tal y como ordenaba la cédula real dispuesta por Carlos III. Un angosto camino nos lleva hasta el cementerio de La Herradura; de pequeñas dimensiones el muro que lo rodea se encuentra en buen estado de conservación, así mismo presenta un inmaculado blanco que aporta luminosidad al entorno.

Una pequeña cancela guarecida bajo una cubierta a dos aguas se presenta ante nosotros, la traspasamos con cuidado pues aquí mismo se encuentra la única inhumación del cementerio, no queremos molestar. Se trata de una losa blanca de mármol, bajo ella descansa Don Francisco González Martín, presbítero fallecido el 3 de noviembre de 1834.

Seguimos hacia dentro para ver que el cementerio de La Herradura se configura en pequeñas bancadas, éstas se van adaptando a lo escarpado del terreno. Una humilde capilla se esconde discreta en un extremo del recinto; un espacio abierto con un pequeño altar donde poder homenajear y despedir a los seres queridos.

Las agrupaciones de nichos son las grandes protagonistas de este cementerio, son sencillas edificaciones donde predominan las pequeñas losas negras de granito. Sobre ellas, la tradicional iconografía cristiana.

Entre estas hileras conviven algunos panteones, éstos se cuentan en menor número y aunque son construcciones de líneas clásicas se pueden observar algunos símbolos funerarios con motivos florales.

Sin duda un pequeño retazo de historia de la localidad de La Herradura, de hecho este cementerio fue declarado en el 2005 Monumento Local.

Fotografías cedidas por: Gema Gámez Garrido. 

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