Cementerio de La Donzell

Algo alejado de la población tal y como estaba estipulado en la Cédula Real de Carlos III encontramos el cementerio de Donzell . Acompañante silencioso de los campos de cultivo que lo rodean, este pequeño huerto de almas cuenta con un solar cuadrangular.

Se encuentra cercado por un muro sencillo, ajado por el tiempo y el encargado de darnos la bienvenida. Una sencilla puerta de reja nos deja entrar al interior del cementerio. Aquí podremos observar como el camino, que nace desde la misma entrada, divide en dos el recinto. Se encuentra flanqueado por hilera de árboles con porte, estos cipreses han ido cogiendo historia a la vez que el camposanto ha ido creciendo.

Adherida a su pared interior se encuentran agrupaciones de nichos, esta práctica  de enterramiento era muy habitual a finales del siglo XIX. En ellas pequeñas hornacinas se ven ornamentadas por lápidas que cubren la oquedad. Cuando la misma altura de nichos pertenece a la misma familia se han encargado de colocar una pesada lápida a modo de puerta, esto hace que haga las veces de íntimo panteón. Toda la batida de nichos se encuentra bajo el amparo de soportales con arco de medio punto.

En los espacios anexos veremos las inhumaciones en tierra, sencillos, sin grandes detalles de opulencia. Tan sólo se ve emerger una pequeña peana con cruz latina. Sin duda visitar el cementerio de La Donzell, hace que conozcamos un poco más de la historia de la localidad y de la gente que aquí habitaba.

De sus edificaciones destacaremos la iglesia de San Pedro, con un inequívoco estilo barroco y datado en el siglo XVII.

Fotografías cedidas por Toni Collbató: Patrimoni Funerari. 

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