Cementerio de Roses

Situado al norte del casco urbano de la población entre dos carreteras al pie de una rotonda y rodeado por una vegetación abundante.

El cementerio de Roses, fue construido por las medidas de salubridad que  Carlos III ordenó en el año 1787.  Los enterramientos debían de ser realizados fuera de la población, aunque esta real orden no fue llevada a cabo hasta  que la responsabilidad de este decreto no recayó en los ayuntamientos.

En este cementerio, podemos encontrar lápidas de más de dos siglos de antigüedad, está construido con  perímetro trapezoide, dispone de capilla y depósito. En el año 2009 presentaba un grado de saturación muy elevado.

Rodeado por una blanca  tapia interrumpida sólo por una puerta doble de forja, y dos huecos enrejados de forja también  que permite ver su interior pulcramente ordenado con altos cipreses, pero el que primero se ve es un solitario castaño de indias entre todos ellos.

La capilla, muy reducida, tiene una puerta también custodiada por dos palmetas, de tipo neoclásico , pero es precedida por un pequeño pórtico, formado por una bóveda que ocupa toda la altura de fachada, sostenida por  grandes columnas y capiteles florales, todo coronado por una cruz de piedra. En el interior, la imagen de Cristo  dentro de una hornacina.

El interior del cementerio se configura, por medio de caminos en forma de cruz. Los caminos de tierra, sombreados por la arboleda con algún banco de madera para poder descansar o hacer un alto para complacerse de la paz  y el sosiego que estas paredes cobijan.

Al final del pasillo, antes de llegar a los bloques de nichos, podemos contemplar un pedestal con una columna pentagonal y sobre ella una cruz, todo ello tallado en piedra. Después a ambos lados encontramos los nichos, de sencilla obra pero decorados en su mayoría con flores, entre los grupos de nichos, de vez en cuando un pequeño jardín con césped, plantas, pequeños arbustos y árboles, todo ello muy cuidado. También tiene algunos  panteones familiares en tierra.

En el lado norte de recinto destaca el mausoleo  o sepultura monumental de la familia Rahola. Se compone de un sarcófago en mármol blanco decorado con un medallón con la cruz de Malta, con una dama sentada con las piernas cruzadas y parece como si tuviera la mirada pérdida,  en el sarcófago está grabado el nombre del autor: J.LLIMONA.

Aunque este camposanto siempre está muy cuidado en ciertas fechas, como la de todos los santos el cuidado y arreglo de flores se incrementa considerablemente, ya  que es cuando más visitas reciben este camposanto.

Fotografías cedidas por Toni Collbató: Patrimoni Funerari.

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