El cementerio de Canjáyar se va adaptando  a la curva formada por la carreta sobre la que queda elevado, dándole cierto protagonismo dentro del paisaje. Su perímetro lo rodea un cerramiento irregular cuya mayor parte es una cerca con apoyos que sobresalen sobre un muro de contención de mampostería. De vegetación con porte como los característicos cipreses y pinos, aunque también se pueden ver falsos pimenteros. El acceso al interior se realiza por el lado que queda más cercano al pueblo, donde además se sitúa la parte más antigua del recinto.

Es interesante contemplar los enterramientos en pabellón, con diferentes estilos de frontal que se encuentran adosados al cerramiento, algunos de ellos con arco de medio punto que resalta con ladrillo visto y encalados. Variada es su colección de herrajes de embocadura y una interesante serie de lápidas con cruces abotonadas. Aquí en Canjáyar a los mausoleos los denominan Ermitas y a los patios Recintos.

La inhumación fundacional es la de Hereda del Rodríguez González de 1890.

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