El cementerio de Andreade se encuentra algo alejado de esta pequeña parroquia perteneciente a Paradela.
A pesar de sus reducidas dimensiones este pequeño recinto posee el encanto especial de los cementerios gallegos. Su planta rectangular se encuentra cercada por un robusto muro de piedra grisácea tan solo roto por la pequeña cancela que da entrada al interior del cementerio.
El camino que nace desde este mismo punto divide en dos el recinto; a la izquierda se pueden apreciar las agrupaciones de nichos, estas construcciones poseen la misma línea arquitectónica dando imagen de unidad.
De tres alturas y rematadas a dos aguas sobre la que emergen en el punto más alto recias cruces cristianas. Los tímpanos labrados en piedra presentan algunos elementos de ornamentación así como el nombre de los propietarios de dichas agrupaciones.
Como núcleo del recinto y vigilando el descanso eterno de sus moradores se sitúa la capilla del cementerio. Sobria construcción en mampostería de la que sobresale el pequeño campanario situado en lo más alto.
Al otro lado del cementerio de Andreade se sitúan las inhumaciones, aunque se cuentan en menor número en algunas de ellas se pueden apreciar algunos elementos de ornato funerario como las verjas de forja que rodean la sepultura, práctica muy utilizada a mediados del siglo XX.

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