Cementerio de Albentosa

El cementerio no llegaría aquí hasta finales del siglo XIX pues para 1838 aún era castillo fortificado. En el llamado Trienio Liberal (1820-23) se elabora la primera ley de salud pública de la monarquía hispánica.

El Castillo de Albentosa de origen musulmán fue conquistado por la Orden del temple en 1175, orden a la que fue concedido en régimen de encomienda en 1196 por el rey Alfonso II. Está sobre la cumbre de un peñascoso montículo, sólo franco por uno de sus lados, el que comunica con la población. Los demás lados son infranqueables.

La fortaleza está fabricada con piedras irregulares unidas con argamasa, reforzada con robustos cubos de forma redondeada en las esquinas, tan sólo queda uno en buen estado y otro en ruinas. Dos de sus lados ya no existen.

El castillo es de planta cuadrada, de unos 35 metros de lado, y cuenta con dos torres cilíndricas en otras tantas esquinas. Uno de sus ángulos carece de torre.

Es utilizado como cementerio de la población, en el que se puede observar como las lápidas estan situadas sobre el  muro del castillo, se ha realizado una parte nueva en el interior del castillo para cubrir las necesidades de la población.

La única fosa común distinguible y que podría seguir existiendo en término de Albentosa se encuentra situada en la partida de Monte Blanco, en una revuelta del terreno al borde de la carretera que accede al pueblo desde la localidad de Manzanera y justo en el punto en el que la ruta se encuentra con la pista que se dirige hacia la Fuente de las Piedras.

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