El cementerio de Castro Urdiales, más conocido como La Ballena, es un cementerio marítimo proyectado por Alfredo de la Escalera y Amblard, formó parte del ensanche que sufrió la población a finales del siglo XIX. El proyecto se inició en 1885 y finalizado en 1888. El enclave escogido para el cementerio no es aleatorio, ya que aparte de las vistas sobre el mar, se buscaron las mejores condiciones del terreno para que estuviera bien ventilado.

Es un cementerio lleno de historia y cultura funeraria, ya que en él podemos encontrar ejemplos de estilo neoclásico, modernismo, art decó y gótico, dándole un aspecto ecléctico a la par de resultar un magnífico viaje por la historia de la arquitectura funeraria.

De planta rectangular y rodeado por un muro de pequeña altura y una verja que deja ver el interior ya desde fuera, podemos ver cómo el cementerio es en sí una pequeña ciudad de los muertos dentro de la de los vivos.

Su distribución primera es en forma de cruz de tres brazos, en un rectángulo, en el que en su momento se encontraban el osario, la zona para los enterramientos de los niños sin bautizar y los suicidas, y al otro lado las personas que no profesaban la religión católica, con su propia entrada desde el exterior.

La zona más alta estaba dedicada a la alta burguesía, y allí podemos encontrar los panteones principales, desde donde a través de dos calles que descienden de oeste a este parten más sepulturas que descienden hacia el mar.

Es un cementerio espectacular que bien requiere un largo paseo para descubrir todo el arte y el romanticismo que en él encierra.

Fotos: Toni Collbató

Contacta con nosotras