Cementerio de Baio

El cementerio de Baio comenzó su andadura en el siglo XVIII, su planta es rectangular y se encuentra cercada por un muro de mampostería. En su fachada principal se ubica la entrada al recinto, bajo bloques de granito se encuentra la  puerta; engalanada con molduras y una pequeña hornacina donde se guarece la imagen de la Virgen. También posee un óculo, una cornisa mixtilínea y una cruz.

La sacristía se encuentra anexa a él y los terrenos del cementerio se van adaptando a la orografía tan característica gallega. Así pues para adentrarnos dentro de este recinto tendremos que bajar por unas escaleras, ya desde aquí veremos el conjunto casi en su totalidad.

Apreciaremos como las agrupaciones de nichos se encuentran adosadas al perímetro interior del recinto, estas edificaciones poseen cinco alturas más cenicero. Con claridad averiguaremos cuales son la más vetustas; la piedra en tonalidad grises por el paso de los años nos dan una ligera idea. Está baterías se encuentran ornamentadas con sencillez, pero si algo es común en todas ella es como se encuentran rematadas: un pequeño tímpano triangular sobre la que se eleva una recia cruz de piedra, en algunos de ellos vemos ángeles custodios es su lugar.

La más contemporáneas ya son edificaciones funcionales y sin grandes florituras, los pequeños detalles de ornamentación que encontraremos se encuentran sobre las losas que cubren la oquedad, también los arreglos de flores dan un toque de color ante esta línea monocromática.

Las inhumaciones vistas también son humildes, losas de piedras directas en tierra sin más ornamentación que el nombre de su morador y el año de su fallecimiento.

Fotografías cedidas por: Anvirey. 

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