Cementerio parroquial de Abena

La iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, con su cementerio anexo, es un bello ejemplo del barroco del siglo XVIII que coge por sorpresa a todo aquel que la visita. Levantada en 1739, como refleja en la inscripción de su portada de piedra, llama la atención lo agradable y diáfano de su espacio central, cubierto por bóveda poligonal y con dos capillas de poca profundidad a los lados y capilla bautismal a los pies. El efecto se debe, sin duda, a la luz que inunda todo el espacio y rodea al asistente. La iglesia cuenta con un espléndido conjunto de retablos de gusto rococó (retablo mayor y retablos del Santo Cristo y de la Virgen del Rosario), realizados en la segunda mitad del siglo XVIII por un escultor local de gran calidad, Juan Francisco de Ubalde.

Su pequeño cementerio se encuentra adherido a uno de sus laterales, de forma triangular y rodeado por una pequeña tapiar realizada en argamasa con saliente de piedra. El recinto apenas cuenta con una veintena de sepulturas, la mayoría de ellas sus inhumaciones han sido realizadas directamente en tierra levantándose de ella y como ornamento una pequeña inscripción realizada en piedra, mármol o granito y rematada con motivo religioso. Anexos a la pared de la Iglesia encontraremos dos sepulturas de mayor tamaño vestidas de granito, con lápida y decoración floral.

En el cementerio Parroquial de Abena actualmente ya no cuenta con fosas comunes localizables. Se tiene constancia de que algunos de los montes que circunvalan el pueblo se convirtieron en su día en auténticos cementerios por la gran cantidad de soldados fallecidos que fueron enterrados en las mismas trincheras que ocuparon durante los combates.

Contacta con nosotras

Cementerio parroquial de Abena